26 de noviembre de 2009

¿Morbo?

En una revisión casual de la www (World Wide Web, o sea internet) me he encontré con una página que me llamó por demás la atención. Siendo que en los últimos años las Wikis han aumentado de manera considerable, llegando incluso a haber prácticamente Wikis de todo lo que se les pueda ocurrir (esta, esta o esta por dar un par de ejemplos) uno pocas veces puede sorprenderse y dificilmente algo le llame la atención. Pero cuando uno llega a la página del 11-s (o 9-11, como prefieran) de Wikileaks uno tiene que empezar a pensar donde hay que trazar una línea que separe la información personal que se hace pública.

La idea de Wikileaks es que los usuarios puedan subir información de manera completamente anónima, para así poder informar con tranquilidad de temas censurados por gobiernos, empresas u organizaciones de cualquier tipo. Sin dudas la idea es muy interesante, pero en esta situación en particular creo que se han pasado de la raya.

En los casos de Facebook, Twitter o cualquier otro tipo de comunidad de la web, el que decide compartir fotos, frases, información, en fin, lo que sea, son los usuarios. Cada persona está en su derecho de compartir su vida privada con quien desee en el momento que lo desee y en la forma que lo desee (siempre y cuando haya alguien que tenga ganas de escuchar/ver esas cosas, pero ese es otro tema, de última hay psicólogos).

En este caso lo que se hizo fue publicar más de medio millón de mensajes a pagers realizados en Estados Unidos el día del atentado al World Trade Center. Lo cual, voy a ser sincero, puede llegar a ser más que interesante y así es como la curiosidad mató al gato, pero entre esos mensajes hay muchos que son mensajes comunes que la gente enviaba a sus familiares o amigos y nada tienen que ver con el atentado.


A pesar de que puede ser complicado encontrar con precisión a quién pertenece cada mensaje no es una tarea imposible, ya que muchos de esos contienen nombres y números de teléfono, e incluso el código de pager y la empresa a la cual pertenece. Entonces, al ver la cantidad de mensajes que cada persona creía enviar de manera confidencial se ven de pronto publicados en la web para que cualquiera con una pc y conexión a internet los pueda leer a gusto.

Creo que hay una diferencia importante entre publicar documentos escondidos por un gobierno y los mensajes que envió un ciudadano, varios fallecidos ese día o posiblemente en los años subsiguientes, a otro.

Y después el morboso es uno.



* La segunda imagen corresponde al video de la cámara de seguridad del pentágono en la fecha del supuesto atentado.

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